Los libros que me acompañaron completan los vértices de estas historias y el relieve de estas geografías. Aunque casi todos fueron escritos por varones, las mujeres protagonizan, a los codazos, varios relatos. Escribe Carroll, enloquece Alicia. Escribe Sábato, padecen las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Escribe Walsh, deambula el cadáver de Eva. Les dejo la lista de los libros de mi travesía. Incompleta, claro, el ecuador de este planeta aún no se ha cerrado.
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En un hostal de Pátzcuaro, México, los libros que dejan los huéspedes se pueden llevar, siempre que uno deje otro a cambio. Gracias a ese enroque, me encontré con Último round. Cortázar me acompañó por las rutas de Michoacán, lugar al que viajé cuando este libro ya era una posibilidad. No sabía cómo explicar que la justicia social es la razón última de toda palabra. Hasta que leí este libro.
Último round - Julio CortázarConocí la enciclopedia china de Borges en el prólogo de Las palabras y las cosas, hace ya mucho tiempo. Recuerdo el tamaño del libro, la aspereza de la hoja, mi repaso de cada frase. La ciencia se derrumbaba ante mis ojos. El orden de mi vida, los argumentos que me acompañaban, los dioses que había erigido.
Las palabras y las cosas - Michel FoucaultJohn Berger me enseñó a escribir con imágenes. Di los primeros pasos de esta experiencia de su mano. Luego vinieron los videos, la música y los hipervínculos, pero todo comenzó con el pastor que se puso su mejor camisa para que Berger lo fotografiara.
Otra manera de contar - John Berger y Jean MohrVolví a la ciudad que conocí en mi infancia, a sus pocos autos, a sus pinceladas de cal o petróleo pidiendo el regreso del general. La visité como Benjamin visitó Berlín. En La Plata y en la capital de Alemania, el algodón de azúcar, la emoción de saborearlo. La ciudad de la infancia es la misma para todos, se viste de algún nombre solo para tranquilizarnos.
Infancia en Berlín - Walter BenjaminEscritores en la resistencia y los regresos. Peronistas en las metáforas y las aliteraciones. Cuando estaba a punto de abandonar estas ideas, apareció Marcelo Figueras.
Del peronismo como rama de la literatura fantásticaEn las primeras páginas de Operación Masacre, choqué de frente con un nombre familiar y cercano. Con Walsh, supe lo que escondía la bodega de mi barco.
Operación Masacre - Rodolfo WalshVolví al Centenario de La Plata (link al cuento La Noche de la Reina), a los altoparlantes que anunciaban su descuartizamiento. Parada nuevamente sobre aquella torta descomunal, recordé el cadáver de Eva. Esa mujer.
El otro Centenario - Diario Contexto Esa mujer - Rodolfo WalshMary O´Graham me convocó a su tsunami civilizador. Me sumé a sus filas, levanté sus banderas. Cuando caí de ese transatlántico, me salvó un ruso que lloraba de impotencia pedagógica. Aferrada a su balsa, llegué a tierra firme.
Poema pedagógico - Anton MakarenkoBienvenidos a las tierras planas.
El agua y los sueños - Gastón Bachelard. El río sin orillas - Juan José Saer Don Segundo Sombra - Ricardo GüiraldesCiudades pardas. Ciudades infinitas.
ConurbanosHe recorrido Córdoba, San Luis, el oeste bonaerense, nunca la encontré. No hay rastros, ni rumores, ni ruinas. Apenas alguna hondonada extrañamente humana. Conocí la Nación Ranquel gracias al libro que la dibujó ante mis ojos. Aquí vivieron, escribe Mansilla. Me muestra una muñeca vestida con el manto de la virgen, las ceremonias de Mariano Rosas, las profecías de sus mujeres. Si cierro el libro, el mundo ranquel desaparece. Mansilla los abriga del precipicio, de los siglos, de la ingratitud de esta llanura.
Una excursión a los indios ranqueles - Lucio V. MansillaViví este infierno. En sus pliegues se apilaban cadáveres, órganos mutilados, huesos sin nombre. Con el correr de los años y los gritos, los desenterramos. Cuando supe de Blaquier y sus poesías, volví sobre mis pasos.
Nunca másEn el año 2013, viajamos por América en una camioneta destartalada. De La Plata a Tucumán, de allí a Bolivia: Potosí, Vilcapugio, La Paz. Luego Perú, ese mendigo sentado sobre un tesoro. Las murallas de Chan Chan, las pirámides del Sol y de la Luna. Más allá Ecuador, su columna vertebral y sus volcanes. Después Colombia, Pablo Escobar, Pasto, Silvia, Medellín y Cali. El Campín de Bogotá, la virgen de la Candelaria, Cartagena, Santa Marta. Las barcas de madera en la noche de Taganga y Mendihuaca. Detrás de una frontera de bidones y combustible, Venezuela en el revés de las noticias, en la paz de sus autopistas y sus selvas. Tres semanas más tarde, Brasil, su río y su arcilla interminable. Los remolinos, los puentes rotos. El apocalipsis en los pantanos del Mato Grosso, la resurrección en Pedro Caballero. El viaje del Che, de Kusch. Julio me lo había anticipado.
América profunda - Rodolfo Kusch Apocalipsis de Solentiname - Julio CortázarQuiero inventar los días que vendrán. A la manera de Chiang.
Llamamiento Tiqqun La Torre de Babilonia - Ted Chiang La historia de tu vida - Ted ChiangEl 10 de diciembre de 2015, me desperté en otro país. No me había movido un centímetro de mis lugares, pero me atropellaban noticias extrañas. Que lo decapiten, decía la ministra. No te levantes, no escribas, no respires, no denuncies. Serás la próxima, me decían los naipes. Como Alicia, quise hacerlos entrar en razón. Como Alicia, quedé atrapada en el espejo.
Alicia a través del espejo- - Lewis CarrollSupe de un viaje parecido al que emprendimos aquel diciembre, lo que me ahorró explicaciones. Nolite te bastardes carborundorum. No dejes que los cabrones te hagan polvo.
El cuento de la criada - Margaret AtwoodOrdené estas memorias meticulosa y obsesivamente. El inicio, el final, los días que esperan su hora. Cuando terminé y levanté la vista, estaba frente a la casa de verjas blancas donde pasé mis primeros años. El orden resultó muy perturbador. El alivio vino con Dunne.
El tiempo y J. W. Dunne - J. L. BorgesNo sé qué es un libro. Nadie lo sabe.
Escribir - Marguerite DurasNavegar un libro.
Fragmentaria - Paloma Suárez 70 Octubres - Facultad de Periodismo y Comunicación Social, UNLP.Cuando un hombre está durmiendo tiene en torno, como un aro, el hilo de las horas, el orden de los años y de los mundos.
Por el camino de Swann - M. ProustEl oficio de escribir.
Conversaciones con el inspector fiscal sobre poesía